Bienaventurados los que padecen por causa de la justicia


“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.  Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.

Mateo 5:10-12


Pronto llegamos a la última bienaventuranza: la de los que padecen persecución por causa de la justicia. Definitivamente cada una de las bienaventuranzas describen las características de los ciudadanos del reino de Dios: humildad, corazón quebrantado, amantes de la justicia, misericordiosos, corazón limpio y trabajadores de la paz. 


Cualquiera pensaría que estas clases de personas serian apreciadas en cualquier sociedad ya que harían de este mundo un mejor lugar para vivir; pero paradójicamente nunca ha sido así. Desde que el pecado se introdujo al mundo han sido los justos los que han padecido. Desde Abel, el primer justo en morir por su testimonio, el mundo ha perseguido a todos aquellos que viven en justicia. 


Esto es así porque este mundo influenciado por Satanás y dañado por el pecado está en oposición con los principios del evangelio. Lo podemos ver en el Antiguo Testamento con los profetas, los cuales sufrieron el rechazo en el tiempo de los reyes de Israel y Judá ya que sus exhortaciones contradecían y condenaban su vida de pecado. Lo vemos en los evangelios, los cuales describen como los líderes judíos condenaron a muerte a Jesús ya que sus enseñanzas señalaban su pecado y en general así pasará con todos aquellos que decidan vivir en la luz ya que este mundo es tinieblas. Jesús lo dijo de esta manera: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia…” Ser testigo de Cristo nunca ha sido una tarea fácil, de hecho la palabra testigo proviene del griego mártus (μάρτυς) de donde se deriva la palabra española “mártir”. Por tanto es de esperarse que todo aquel que se esfuerce por vivir de acuerdo a los principio del evangelio sufra oposición por el falso sistema moral y filosófico de este mundo. 


Este mundo está en contra de los principios del evangelio, lo vemos así en el libro de los Hechos de los Apóstoles los cuales recibieron la persecución de los judíos ortodoxos, la historia eclesiásticas nos narra la persecución que los cristianos sufrieron por el imperio romano hasta el siglo III en manos de Nerón y los diez sádicos emperadores que le sucedieron. Las persecuciones durante la santa inquisición tampoco son la excepción, donde millones de cristianos murieron por causa de su fe debido a la persecución de los papas de la Iglesia Católica Apostólica Romana.


 Las historias de misiones evangelistas están llenas de oposiciones, martirios y persecución, ya que el reino de las tinieblas se opondrá al avance de la luz, de allí que las escrituras testifique: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”, (Mateo 11:12).


 Conociendo esto Jesús no les oculta nada a sus discípulos ni los engaña diciéndoles que todo iba a ser fácil en la vida cristiana, al contrario en muchos ocasiones les hablo acerca de los sufrimientos que les esperaba a todos aquellos que quisieran seguir sus pisadas. Sin embargo, es cierto que este padecimiento por causa de la justicia no es en vano. Nuestra recompensa es el reino de los cielos; porque de ellos es el reino de los cielos. El apóstol Pablo estaba consciente de esto y les ensañaba a los cristianos de Filipo que su mayor anhelo era ser semejante a Cristo en padecimientos y muerte ya que nada se comparaba a las recompensas espirituales que alcanzaría.


“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”.

Filipenses 3:8-10


Como las demás bienaventuranzas, ésta también incluye una promesa: porque de ellos es el reino de los cielos.


 Al igual que la primera, la última bienaventuranza cambia de hablar en tercera persona “ellos”, a la segunda persona “vosotros”. Cambia de hablar en futuro al presente. El reino de los cielos les pertenece a aquellos que han decido seguir las pisadas de Jesús, los cuales luchan por reflejar el carácter piadoso que las bienaventuranzas enseñan aun cuando esto representen oposición y tribulación en su vida. Una vida así es la que provoca el fruto del carácter que Dios anda buscando en sus hijos.  


Rick Warren lo ha dicho así: “Dios está más interesado en el desarrollo de tu carácter que en tu comodidad”.


Espero amadas hermanas esta serie de cortos estudios sobre las Bienaventuranzas les haya sido de aprendizaje y de gran bendición.


Dios les bendiga!!

Su hermana en Cristo Blankita


(Estudios tomados de la web)


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